lunes, 29 de marzo de 2010

El Lector - Bernhard Schlink


Alemania nazi, hundida bajo un crudo invierno encuentra a Micheal Berg de quince años en estado de extasis gripal. Tumbado sobre la calle, casi inconsciente, es asistido por Hanna, una mujer de treinta y seis años.

Una vez recuperado, el muchacho decide llevarle un ramo de flores como agradecimiento por tal gesto de hospitalidad y se encuentra con una situación de la que le será difícil escaparse.

El erotismo que se relata traspasa las hojas, haciendo sentir parte al lector, que poco a poco irá acompañando a Micheal en la travesía del arte del sexo.

Antes de cada encuentro íntimo, Hanna le pide al jóven que le lea un cuento – cualquiera sea el autor (Schiller, Goethe, Tolstoi, Dickens…)- , como una madre a un hijo – sólo que en este caso es al revés -.

Como las hojas de los árboles en invierno, ella un día desaparece, sin dejar señales, ni notas, ni explicaciones.

Seis años después, el, un estudiante de abogacía avanzado, decide asistir junto a sus compañeros de clase a un juicio, donde acusaba a cinco mujeres criminales de guerra nazi por hechos aberrantes de lesa humanidad. Es justo en ese oscuro e incómodo lugar donde ellos se vuelven a encontrar, ella como una de las acusadas y el una vez más como aprendiz – esta vez de leyes-.

Aquí comienza el debate en su interior, donde las preguntas que lo invaden no lo dejan tomar un rumbo. ¿Es ella culpable?, ¿Qué la llevó a eso?, ¿Es la misma mujer a la que el amó?

Esta es una historia que nos hace vivir en carne propia la sed de justicia de aquellos que traspasaron la guerra o de aquellos que no la vivieron directamente pero el pasado los persigue muy de cerca. Toca las heridas abiertas de una historia que no descansará jamás. Es una mezcla extraordinaria de amor, justicia y piedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario